Son los resultados de un trabajo de recogida de datos que ha incluido entrevistas y una encuesta en torno a 200 personas migrantes. / Ayuntamiento de Irun

El delegado de Bienestar Social, David Nuño, junto con responsables de la fundación Begirune, ha dado a conocer el estudio realizado sobre migrantes en tránsito.

“Como delegado del área de Bienestar, me ha tocado vivir esta situación intensa en relación a la migración en tránsito. El gran valor de este estudio es visualizar la realidad de estas personas y la necesidad de apoyo institucional. Es de agradecer la dedicación que muestran día a día Cruz Roja e Irungo Harrera Sarea, pero no podemos bajar la guardia. Sigo y seguiré implicado en mejorar la situación que vivimos en la Comarca y a evitar el riesgo que sufren las personas migrantes en su tránsito en la búsqueda de una vida digna, como lo haría cualquiera de nosotras en su misma situación”, ha declarado el delegado.

Este trabajo cuenta con cinco apartados: introducción, análisis cuantitativo de la situación, análisis cualitativo, efectos y problemáticas en la frontera y conclusiones. Para la realización del mismo se ha seguido una metodología, empleando diferentes técnicas, tales como: consulta de material bibliográfico, recogida de datos cuantitativos directos de Cruz Roja y de Irungo Harrera Sarean, entrevistas a personas expertas, realización de un encuesta a 214 personas migrantes durante 21 días, así como entrevistas en mayor profundidad a 9 personas migrantes en tránsito.

El informe recoge en sus primeras páginas los recursos que existen en la ciudad para la atención a las personas migrantes como el centro de atención humanitaria para personas migrantes en tránsito sito en Hilanderas, a través de la financiación del Ministerio de Interior y gestionado por Cruz Roja; se recuerda los habilitados por el Ayuntamiento en momentos de necesidad, y la labor de Irungo Harrera Sarea.

Las principales muestras de este estudio manifiestan que la migración en tránsito siempre ha existido en Irun, pero en 2018 se dio una intensificación del flujo. Los volúmenes se mantienen estables desde esas fechas, siendo una cifra aproximada de alrededor de unas 8.000 personas migrantes cuantificadas. En general, las estancias en Irun son cortas y tranquilas, no superando los 2 ó 3 días, ya que lo habitual es que las personas migrantes logran cruzar la frontera, si no a la primera en un segundo o tercer intento, dependiendo de los controles fronterizos por parte de Francia.

En ocasiones pueden alargarse hasta los 6 u 8 días de estancia en Irun. La principal preocupación de estas personas es el cruce de la frontera y esto provoca que en ocasiones pueden derivar en desesperación y elección de rutas de cruce de la frontera más arriesgadas con consecuencias mortales. Desde 2021, se contabilizan hasta diez personas fallecidas intentando cruzar la frontera con Francia. Tras el cruce muchas personas se dirigen a Baiona donde existe un último recurso en la ruta migratoria. A partir de este punto, los flujos se dispersan.

Respecto a los perfiles cuantificados también mantienen cierta estabilidad: la mayoría son hombres jóvenes, de entre 18 y 25 años, de países del oeste africano como Mali y Guinea-Conakry, cuyo objetivo es llegar a París, Francia. Aunque también, tal como recoge el estudio, se da una migración de población magrebí que está infrarrepresentada en las cifras oficiales, debido a su menor uso de recursos por falta de documentación, viajes más largos o uso de redes familiares.

Respecto a los datos desagregados por sexo, los perfiles extrapolados de las estadísticas de Cruz Roja, como de Irungo Harrera Sarean, como los extraidos de las encuestas realizadas, parecen coincidir siendo alrededor de un 75% hombres, sobre un 20% mujeres y un 5% niños y niñas acompañadas por familiares.

Si bien, gracias a los Planes de contingencia y la implicación gubernamental no parece haber grandes necesidades descubiertas en la actualidad, las personas migrantes en tránsito tienen diferentes grados de vulnerabilidades: la perspectiva de género y la protección del menor son sólo la punta del iceberg a tener en cuenta a la hora de diseñar planes y recursos de acogida.

Entre las recomendaciones, destacan que el Ayuntamiento de Irun no tiene competencias en materia de migración o en política de fronteras y subrayan asimismo una posición política clara y proactiva en contra del aumento de la restrictividad de las fronteras; recomiendan mantener las redes de contacto y comunicación institucional y social entre los servicios que existen para personas migrantes en tránsito a lo largo de las rutas; y apuntan a la necesaria búsqueda de sistemas alternativos de servicio para aquellas personas que no poseen formas de identificación, asegurando que nadie tenga necesidades básicas descubiertas. El estudio se puede consultar de forma íntegra en la web municipal www.irun.org.