Leire Zubitur, José Antonio Santano y Txomin Sagarzazu. / Servicios de Txingudi

La limpieza urbana de Irun y Hondarribia se moderniza y se suma al impulso que los vehículos eléctricos están viviendo en los últimos años. Desde esta misma semana dos nuevas barredoras eléctricas se incorporan al servicio en la comarca para limpiar las aceras con menos ruido y cero de CO2 a la atmósfera.

Servicios de Txingudi cuenta con un parque de nueve barredoras mecánicas: seis de ellas para limpiar las aceras de Irun, dos las de Hondarribia y la novena para las calzadas de las dos ciudades, compartida entre ambos municipios. A la hora de afrontar una necesaria renovación de cuatro de las máquinas que habían dejado de prestar el servicio debidamente, Servicios de Txingudi ha optado por que dos de las nuevas adquisiciones sean de funcionamiento eléctrico y no de motor diésel, como habían sido siempre hasta ahora.

La principal ventaja de estas máquinas eléctricas es la eliminación de emisiones de CO2 (se estima que una barredora diésel puede llegar a emitir al año 22 toneladas de CO2) manteniendo las prestaciones de trabajo. Además, se evitan fugas y derrames de aceite hidráulico. Otra gran ventaja es que reducirá el nivel de ruido en casi un 30%, pasando de los 99 decibelios de una barredora diésel, a los 71 decibelios de una eléctrica.

Las nuevas barredoras eléctricas funcionan con baterías de litio y necesitan un tiempo de carga de siete horas, con una autonomía de entre ocho y nueve horas. Las prestaciones entre unas y otras se mantienen.

Más caras pero más sostenibles

En cuanto al coste, si bien una máquina eléctrica es más cara que una de diésel (148.356 euros frente a 103.000 euros) con el añadido de la necesaria sustitución de las baterías que ha de hacerse cada seis o siete años (60.000 euros), la diferencia de inversión se compensa a lo largo de la vida útil de la máquina con la reducción en consumos y mantenimientos.

“Afortunadamente”, explica Leire Zubitur, “en los últimos años, se ha impulsado mucho la investigación y fabricación de equipos cada vez menos contaminantes, lo que nos está permitiendo afrontar inversiones que, aunque sean más caras en principio, son más sostenibles y, a la larga, más rentables en todos los sentidos. Desde Servicios de Txingudi apostamos por invertir en estas nuevas tecnologías para reducir al máximo posible la contaminación de los vehículos que utilizamos porque son una parte importante de los vehículos públicos que hay en la comarca”.

“De la misma forma”, añade, “somos conscientes de que nuestra maquinaria contribuye a aumentar la contaminación acústica en las ciudades y, en esa línea, ya empezamos, hace unos años, a introducir máquinas sopladoras eléctricos y ahora continuamos con las barredoras”.

“Evidentemente, no podemos sustituir todo el parque de vehículos de golpe para que pasen a ser eléctricos, pero en la medida que la tecnología y la renovación de la maquinaria nos lo vaya permitiendo”, concluye Zubitur, “seguiremos incorporando esta maquinaria con el horizonte de eliminar por completo los combustible fósiles para utilizar únicamente energías renovables, una tendencia que ya creemos que es imprescindible”.