Rosa Mari Garmendi posa con un ejemplar de su libro en el CBA. / Martín Tellechea

Rosa Mari Garmendia, nacida en Irun en 1955. Es Licenciada en Geografía e Historia y profesora de Educación Secundaria en el colegio El Pilar de Irun. Es autora de la obra La Alcaldía de sacas de Gipuzkoa, última publicación de Luis de Uranzu Kultur Taldea, un escrito sobre el órgano de resguardo anterior a la Aduana de Irun.

– ¿Cómo surge su interés por la Alcaldía de sacas y cuándo comienza sus investigaciones?

Cuando hice mi tesina de licenciatura, sobre el establecimiento de la Aduana nacional de Irun en 1841, descubrí que hasta esa fecha había funcionado la Alcaldía de sacas de Gipuzkoa, que tenía su sede en Irun. A este órgano de resguardo se le prestaba mucha atención en las Juntas Generales de Gipuzkoa y, dada su relevancia, decidí hacer un estudio sobre el mismo. Mi pretensión era conocer tanto su origen como el procedimiento ordinario de este juzgado, sus relaciones con otras entidades y su evolución hasta el final de sus días. Es un trabajo que he realizado muy poco a poco en mis ratos libres y vacaciones estivales, a tiempo parcial, por lo que me ha llevado muchos años, unos veinticinco o treinta.

– ¿Qué fuentes ha consultado y qué archivos ha visitado para poder completar esta obra?

Durante muchos veranos me centré en la búsqueda de datos en el Archivo General de Gipuzkoa (Tolosa), donde se halla la mayor parte de la documentación generada por la Alcaldía de sacas así como la mayoría de los Registros de Juntas y Actas de Diputación guipuzcoanas, y en los Archivos Municipales de Irun y de Hondarribia. Asimismo busqué información en el Archivo Histórico General (Madrid) y en la Colección de Vargas Ponce que está en la Real Academia de la Historia (Madrid). Y en los últimos años han sido objeto de consulta los estudios de excelentes historiadores que, en las últimas décadas del XX, han enriquecido sobremanera la historiografía de Gipuzkoa; sus importantes trabajos han sido fundamentales para realizar éste.

– ¿Qué era exactamente la Alcadía de sacas y qué función cumplía?

La Alcaldía de sacas era un juzgado de contrabando, que debía vigilar todo lo que se sacaba de Gipuzkoa por el paso de Behobia y decomisar las mercancías prohibidas (oro, plata, joyas, caballos, carne, legumbres…) que eran aprehendidas en esa vigilancia. Ése era su principal y original cometido y de ahí le viene el nombre. Aunque, después, con el fin de evitar que se sacara más moneda de la que correspondía al pago de los alimentos introducidos del extranjero para el consumo de los guipuzcoanos, tuvo que controlar también la importación de alimentos y que no salieran de Gipuzkoa para que estuviera abastecida. El alcalde de sacas, además, supervisaba el cobro del diezmo a los artículos que se introducían con un destino diferente a Gipuzkoa y debía evitar que se cobrara el diezmo a los artículos importados para el uso de los guipuzcoanos, porque (al no ser autosuficientes) tenían amplia libertad de traerlos de otros lugares sin pagar derechos por ello. En épocas de conflicto, el alcalde de sacas también debía impedir la entrada de mercancías provenientes de territorios enemigos. Y en todo momento tenía que controlar el paso de los transeúntes (si entraban, para saber qué introducían; si salían, para conocer qué llevaban) y expedirles el pase de acceso a Francia. Y, excepcionalmente, recibía comisiones que le permitían impedir la entrada o salida de gente no deseada (portugueses, moriscos, gitanos…) o detener a prófugos, bandidos, malhechores y contrabandistas.

La Alcaldía de sacas era un organismo al servicio del rey y de la provincia de Gipuzkoa. La pobreza de las tierras guipuzcoanas y la necesidad de su poblamiento para garantizar la defensa de esta parte del Reino, llevó a los Reyes Católicos, Isabel y Fernando, a conceder en 1475 el privilegio de la Alcaldía de Sacas a esta provincia. Según las referencias halladas, hasta 1517 en Gipuzkoa se cuidó de la extracción de las cosas que estaban prohibidas sacar en el Reino mediante las justicias ordinarias de los pueblos y el corregidor y ese año se nombró en las Juntas Generales un alcalde de sacas que en adelante se ocuparía de vigilar el paso fronterizo de Behobia. En el Reino la figura del alcalde de sacas fue perdiendo importancia a partir de principios del siglo XV y desapareció definitivamente en el XVIII; en Gipuzkoa, por el contrario, este juzgado adquirió una extraordinaria relevancia y pervivió casi hasta mediados del XIX.

– ¿Qué repercusión tenía para la sociedad de la época que una institución como ésta estuviera en Irun, en plena frontera?

Tal y como refieren numerosos documentos de los citados archivos, la Alcaldía de sacas de Gipuzkoa era una de las joyas más preciadas de todos los guipuzcoanos, no en vano su existencia les aseguraba el suministro de alimentos y otros artículos libres de gravámenes. Para la oligarquía guipuzcoana, además, llegar a ocupar el principal puesto de este juzgado, el del alcalde de sacas, significaba obtener unos elevados ingresos (derivados de los derechos que cobraba por la expedición de pasaportes; de los derechos que cobraba por el uso de la gabarra que tenía en Behobia para hacer el traslado de los caminantes a Francia; de las denuncias que efectuaba; de los emolumentos que percibía de la provincia, etc.); un prestigio social (que en los siglos XVI, XVII y XVIII era tan importante o más que aquellos) y la posibilidad de acceder, una vez concluido aquel cargo, a otros puestos provinciales, como por ejemplo, al de diputado general de Gipuzkoa.

Por otra parte, hay que decir que al abrigo de este organismo provincial, muchos guipuzcoanos (igual da a qué estamento social pertenecieran) realizaban prácticas comerciales irregulares que les reportaban sustanciosos beneficios.

– ¿Por qué desapareció?

Precisamente por lo que hemos apuntado más arriba. De forma muy resumida: el fraude y contrabando realizados al amparo de la Alcaldía de sacas, tanto por autóctonos como por foráneos, perjudicaba enormemente a la Hacienda real que dejaba de recaudar los derechos que por ley le correspondían. Para zanjar ese problema, desde mediados del XVIII el gobierno fue adoptando diversas medidas que repercutieron de forma negativa en el comercio guipuzcoano y, dado que la libre introducción de artículos manufacturados, perjudicaba el desarrollo de la industria guipuzcoana, llegó un momento en que entre los detractores de la Alcaldía de sacas ya no solo se encontraban representantes reales y personas de fuera de Gipuzkoa, sino también guipuzcoanos dispuestos a cambiar el estado fiscal y aduanero que caracterizaba a los territorios vascos. Es decir, con el objetivo de salvar su comercio e industria, aceptaban que las aduanas se instalaran en la frontera y en los puertos costeros (desde la Baja Edad Media las aduanas entre esos territorios y Castilla se habían mantenido en la línea del Ebro). En el caso de Gipuzkoa, el traslado de las aduanas supuso la eliminación de la Alcaldía de sacas; la Aduana nacional en Irun se estableció el 1 de diciembre de 1841.

– Usted es docente, está acostumbrada a explicar al público las cosas. ¿Su experiencia le ayuda a la hora de afrontar trabajos como éste?

La investigación te aporta conocimientos que llevas al aula y experiencias que compartes con el alumnado y la relación con éste te lleva a expresarte de un modo más comprensible, lo cual puede ser de ayuda a la hora de redactar este tipo de trabajo. De cualquier modo yo soy una aficionada de la investigación, no soy una profesional. Por eso me gustaría que las interrogantes y lagunas de este trabajo alentaran futuras investigaciones.