Villafranca, en el faro de Poniente, en el puerto de Almería.

La Asociación Cultural Amigos de los Faros de Euskadi trabaja desde su constitución por dar a conocer los faros y sus entornos, en la gran mayoría de los casos enclaves que evocan a tiempos pasados, ligados al misterio y la noche. El irunés José Antonio Villafranca es el presidente de esta asociación.

– ¿Cómo surge la idea de crear a nivel autonómico una asociación de amigos de los faros?

En unas vacaciones por la Bretaña visitamos varios faros a los que pudimos acceder por un módico precio, también facilitaban folletos donde describían la historia y las características técnicas de estos cíclopes de la noche. Después de hacer varios viajes, nos propusimos crear la asociación y cubrir un hueco que no tenía visibilidad y dar a conocer estas torres luminosas.

– ¿Cómo está estructurada la asociación?

Al ser, de momento, una asociación pequeña, los cargos son los mínimos: un presidente, un secretario, un tesorero y los socios, que tenemos de varias comunidades autónomas.

– ¿Cuántos faros existen actualmente en Euskadi y cuál es su estado de conservación?

Contamos con nueve faros, Higuer es el único al que se nos ha permitido acceder. Además, La Plata, Igueldo, Getaria y Zumaia, adscritos a la Autoridad Portuaria de Pasaia. También, algunos de los que siempre oímos, el faro de Santa Clara y el de Zenokozulua, pero por sus características técnicas en este momento tienen la categoría de balizas, aunque su aspecto es de faro. Santa Catalina, Machichaco, Gorliz y Punta Galea los controla la Autoridad Portuaria de Bilbao.

Aparentemente no presentan mal aspecto, teniendo en cuenta que están en un recinto al que no se puede acceder.

– Háblenos de las actividades que realizan a lo largo del año…

Villafranca, en el faro de Higuer

Normalmente tenemos actividades diversas: exposiciones fotográficas, charlas, salidas para visita de faros, concursos de fotografía y dibujo (éste solo para los peques). Este año teníamos preparado todo y solo hemos podido hacer algunas actividades online, pero seguimos activos en redes sociales y en nuestro blog.

– Los faros siempre han evocado el misterio y la aventura… En el mundo global en el que vivimos, ¿cree que han quedado un poco apartados?

La literatura, el cine, la pintura… se han inspirado en este entorno, los faros se encuentran en lugares inhóspitos azotados por los temporales y siempre envueltos en el misterio. En esta globalización con mejores instrumentos de posicionamiento, la luz del faro parece que tiene menos protagonismo, pero nos equivocamos, cuando falla la tecnología en todos los barcos tienen un compás náutico (brújula con la rosa de los vientos), una carta marina y el libro de faros. Estos elementos no necesitan de software.

– Si tuviera que elegir uno de los faros que haya visitado… ¿cuál elegiría?

Complicado me lo pones, quitando los de casa… el que me falta por ver. Pero sinceramente, por ser el más antiguo que en este momento sigue en funcionamiento elegiría la Torre de Hércules en A Coruña, construido en el siglo II. Con muchos años de historia sigue emitiendo destellos todas las noches.

Villafranca, con el faro de Finisterre al fondo.

– Qué relación tienen con otras asociaciones a nivel estatal o, incluso, de otras partes del mundo…

Estamos en contacto con otra asociación que hay en Andalucía, somos las únicas en el país. Conocemos varias en Europa, en Estados Unidos hay varias que se dedican a la conservación de un faro determinado… hemos conocido una en Bretaña… queremos ponernos en contacto con ellos para visitarlos en próximos viajes.

– Cubrimos la información de la comarca del Bidasoa. Hablemos de Higuer. ¿Qué nos puede contar?

Desde tiempos antiguos los pescadores de Hondarribia encendían luces fijas en el Cabo de Higuer para señalizar la entrada. El primero data de 1855. Este farol fue destruido en noviembre de 1874 por tropas carlistas durante el asedio de Irun. El actual se construye en la misma zona por Francisco Lafarga (1878-1881). La torre, cuadrada de piedra hasta el primer balcón, forma octogonal al segundo balcón metálico y cúpula, adosada a la casa de los torreros. La óptica de 4º orden, su linterna, que se alimentaba de aceite, se electrifica en diciembre de 1931.

La cúpula en estos momentos es acristalada para una función aeromarítima, pero la óptica instalada carece de los paneles de función aérea. El cupulino y los montantes pintados en rojo son únicos en Euskadi. Particularmente se asemeja a la forma de algunos faros franceses. Esto es una pequeña descripción de la historia de nuestro faro más cercano y creo que poca gente de la comarca no habrá contestado a la pregunta ¿vamos al faro? Venga, vamos. Visitemos los faros: son cultura, historia y están anclados en magníficos lugares.