La ONG ha hecho llegar un primer lote de ayuda. / ONG Taupadak

La pandemia del coronavirus está originando un daño colateral en Bolivia, que a corto y medio plazo es más grave que el coronavirus mismo. El gobierno ha decretado una cuarentena total, consciente de que Bolivia no está preparada ni logística ni organizativamente para enfrentar la pandemia. Por eso se intenta que no se multipliquen los casos.

Pero esta cuarentena, que desde el primer día es en teoría más rigurosa que en los países europeos, aunque en la práctica cuesta más respetarla, está ocasionando un problema de hambre, porque la mayoría de las familias viven al día y no dispone del más mínimo ahorro. Carecen de contrato o de beneficios sociales. “No hay ERTEs, por malos que estos sean para quienes se ven inmersos en ellos. No hay subsidio de desempleo”, señalan desde la ONG.

“La mayoría de los trabajadores cobra al día o a la semana. El albañil que hoy no coloca ladrillos, no tiene ningún ingreso, no tiene qué llevar al plato. Tampoco la señora que hace empanadillas o la que regenta una pensión para vender almuerzos, o el mototaxista, o la lavandera, o el mecánico, o el transportista… En poblaciones como San Ignacio no hay absolutamente ninguna empresa. Solo tienen ingresos durante la cuarentena los funcionarios municipales o los que cobran su sueldo del gobierno, como maestros o sanitarios. Eso, contando que no haya novedades desagradables en el futuro si las escuelas siguen cerradas”.

“El gobierno boliviano, que está dando palos de ciego para paliar esta crisis, demostrando más voluntad que acierto, empezó prometiendo una canasta de alimentos para 1,6 millones de familias, sin precisar con qué criterio las seleccionaría. Algo a todas luces implanteable, porque el mero reparto, con las dificultades de llegar a todos los rincones del país por nuestra deficiente red de comunicaciones, crearía tantos problemas, que con suerte muchas de las familias damnificadas recibirían su cesta en navidad. Por no hablar de lo que se encarecería esta campaña. Terminaría costando más el transporte que el género repartido”, señalan desde Taupadak.

Antes las quejas, el gobierno cambió de opinión y decidió sustituir las canastas de alimentos por un ingreso de 400 bolivianos a las familias beneficiarias de esta ayuda, “pero con un criterio sumamente discriminatorio: solo lo recibirán las mujeres que cobran el bono Juana Azurduy (abarca desde el inicio del embarazo hasta que el bebé cumple dos años), los que cobran bono de discapacidad y los que perciben en bono sol (ayuda a los adultos mayores) y no tienen ningún otro ingreso adicional. Este criterio selectivo deja fuera a la mayoría de las familias que necesitan la ayuda, además con suma urgencia. Si eres un albañil de 33 años con esposa y tres hijos, el menor de los cuales ya ha cumplido los dos años, vete preparándote para robar o morirte de hambre”.

“Para colmo, ese bono de 400 bolivianos lo van a ingresar en el Banco Unión, que es donde se cobran también los bonos anteriormente descritos que les hacen “merecedores” de esta ayuda alimenticia de emergencia. Como las sucursales de este banco trabajan solo desde las 8:00 hasta las 12:00 por la cuarentena, con servicios mínimos (menos ventanillas de atención de las habituales) y con muchas sucursales cerradas, se producirán unas colas tremendas. De hecho, a día de hoy ya las hay y todavía no se ha hecho efectivo este bono”.

Para mitigar el descontento de la población humilde, el gobierno también ha prometido otro bono en el futuro de 500 bolivianos para todas las familias que tengan un hijo en inicial o primaria de los colegios fiscales. “De nuevo una condición que deja fuera a muchísimas familias que necesitarían esta modesta ayuda, aunque llegue cuando ya haya pasado la emergencia. Por ejemplo, a los que tengan sus hijos en secundaria (de 11-12 años en adelante) o a los que estudien en colegios de convenio, como los de Fe y Alegría, que son de gente sumamente humilde. No se entienden los criterios que emplea el gobierno”.

Ante esta situación, el Gobierno Municipal y el Gobierno Departamental están aunando esfuerzos con recursos limitados para proporcionar canastas de alimentos a las familias que no recibirán esos 400 bolivianos y que también viven al día, que son mayoría en el pueblo y en comunidades próximas, que también realizan compras en San Ignacio. La ONG Taupadak se ha unido a esta campaña y entre las tres instituciones queremos reunir los alimentos suficientes para enfrentar la crisis provocada por el coronavirus, que va para largo. “Al final, la población en general está más preocupada por el problema inmediato y latente del hambre que por la amenaza hipotética del contagio del coronavirus, que obviamente existe y ante la que es evidente que hay que tomar medidas. Pero con cabeza. Ya se están articulando protestas en algunas poblaciones, organizándose incluso manifestaciones masivas que van contra toda prudencia en tiempos de pandemia. Pero la necesidad saca a la gente de sus casas para protestar”.

El primer lote de ayuda que ha llegado a San Ignacio de Moxos. / ONG Taupadak

Taupadak, antes de recibir ninguna ayuda externa, salió el miércoles a Trinidad con un permiso especial de circulación, que solo se concede para los transportes de alimentos, y se gastó más de 4.000 dólares para confeccionar 250 canastas con el siguiente contenido: 7 kilos de arroz, 7 kilos de harina, 4 kilos de azúcar, 2 kilos de macarrones, 1 kilo de sal, 2 litros de aceite, 2 cajitas de te y 2 bolsitas de jabón en polvo. Sólo productos imperecederos. Se estima que esta ración alcanza para una semana para una familia de cinco personas. Hay que tener en cuenta que la dieta no contemplará ni carne de res ni pollo ni verduras, que casi no se encuentran en el pueblo. “El desabastecimiento creciente de los comercios de alimentación, únicos autorizados a circular, es otro problema cada día más palpable. El Gobierno Departamental ha prometido otras 750 canastas de la misma composición. El Gobierno Municipal, que está gestionando bien la crisis, no tiene presupuesto para cubrir esta necesidad, aunque todos los funcionarios municipales están poniendo un porcentaje de su sueldo para apoyar esta campaña”.

En este momento, los funcionarios municipales están elaborando la lista de beneficiarios, puerta por puerta. Es decir, están contabilizando las familias que necesitan esta ayuda, porque no están teniendo ingresos y tampoco van a percibir el famoso bono de emergencia de los 400 bolivianos.

“Todo el dinero que recaudemos con esta campaña, de particulares o de instituciones, lo destinaremos a la compra y transporte de alimentos. El reparto lo coordinará el Comité Municipal de Reducción de Riesgo y Atención de Desastres (COMURADE), que está conformado por autoridades municipales, provinciales, militares, policiales y representantes de la sociedad civil. De momento, el primer lote de alimentos en llegar a San Ignacio ha sido el de Taupadak, que ha adelantado dinero de sus propios recursos antes de recolectarlo a través de donaciones. No nos ponemos límite. Harán falta varias compras más como esta para cubrir las necesidades, sobre todo si el Gobierno Departamental, como nos tememos, no aporta más de los ya prometido: 750 canastas como las descritas”.

La ONG pone a disposición de los ciudadanos de la comarca un número de cuenta de Laboral Kutxa para las aportaciones que estimen oportunas, el ES84 3035 0065 78 0650032000.