Cambio de aires en Hendaya. El ayuntamiento, que se había hecho un nombre como pionero en la gestión innovadora del alumbrado público, suspende repentinamente su famoso programa «J’allume ma rue». Tras meses de pruebas y debates, el programa, que permitía a los vecinos encender o apagar el alumbrado público a través de una aplicación, ha quedado en suspenso. ¿A qué se debe este giro?
Una iniciativa bienvenida pero controvertida
Lanzado con gran entusiasmo, el objetivo del programa era reducir el consumo de energía al tiempo que se permitía a los residentes gestionar ellos mismos su alumbrado público. A través de una aplicación móvil de fácil manejo, los vecinos podían activar el alumbrado público sólo cuando lo necesitaran, por ejemplo, cuando llegaran tarde a casa.
Aunque algunos lo consideraron un gran avance tecnológico y ecológico, otros se apresuraron a señalar los problemas. Entre ellos, las críticas al aumento de la inseguridad en las zonas sin alumbrado, las dificultades para las personas mayores no familiarizadas con las herramientas digitales y la preocupación por la desigualdad de acceso al servicio.
Una prueba convertida en debate público
Durante la fase de prueba, las opiniones se multiplicaron, dando lugar a un animado debate en el seno de la comunidad de Hendaya. Mientras los partidarios del programa señalaban la importante reducción del consumo de energía, los detractores denunciaban una sensación de abandono, sobre todo en los barrios menos conectados.

«Nos sentimos ciudadanos de segunda», dice un residente del centro de la ciudad. «¡No todo el mundo tiene un smartphone ni ganas de usarlo para iluminar una calle! Es una carga mental adicional».
Una pausa «necesaria
Ante estas tensiones y la complejidad de una implantación generalizada, el Ayuntamiento ha anunciado la suspensión del programa. En un comunicado, el alcalde afirma: «Es vital para nosotros garantizar que todos los residentes se sientan seguros y plenamente incluidos en nuestras decisiones. Esta pausa nos permitirá replantear el programa para que responda mejor a las expectativas de todos».
El ayuntamiento se compromete ahora a seguir consultando al público, con talleres y reuniones públicas previstas en los próximos meses. ¿El objetivo? Lograr un equilibrio entre innovación tecnológica, eficiencia energética y bienestar de los ciudadanos.
¿Polémica nacional?
Este cambio de rumbo no ha tardado en causar revuelo más allá de las fronteras de Hendaya. En un momento en que se anima a las autoridades locales a adoptar soluciones más respetuosas con el medio ambiente, esta ruptura podría abrir la vía a un debate nacional sobre el alumbrado público participativo. Los concejales de varias ciudades se han interesado por los resultados del programa de Hendaya.
Sin embargo, esta decisión también plantea interrogantes: ¿es siempre compatible la innovación tecnológica con las necesidades cotidianas? Y, sobre todo, ¿quién debe asumir la responsabilidad?
El futuro de un proyecto ambicioso
Aunque «J’allume ma rue» está actualmente en pausa, sus defensores insisten en el potencial de esta iniciativa única. «Es un proyecto de futuro», afirma un responsable municipal. «Sólo hay que ponerlo a punto para que responda a las expectativas de todos».
Mientras tanto, las farolas de Hendaya volverán a funcionar de la forma tradicional. Una luz tranquilizadora para algunos, pero un paso atrás para otros. Una cosa es cierta: el debate en torno al alumbrado público participativo está lejos de haber terminado.