Rebeca González posa con un ejemplar de su libro en el parque de San Antonio de Padua. / Martín Tellechea

La irunesa Rebeca González Ramírez recuerda sus primeros contactos con la lectura en la biblioteca municipal de Irun, lo que poco a poco fue consolidando su afición. Eso, y las horas sin dormir durante la excedencia por el cuidado de su hijo, hicieron posible Solo un ratito. Hemos hablado con ella.

– ¿Qué le lleva a escribir Solo un ratito?

No ha habido ningún motivo en especial. Era una idea que rondaba mi cabeza hace mucho tiempo. Cuando lo escribí estaba en situación de excedencia por cuidado de mi hijo. Ahora sigo en la misma situación, pero las circunstancias han cambiado. En aquel momento tuve algunos problemas para conciliar el sueño y eso me llevó a darle forma a esta historia. El tema estaba en que no me gustaba, ni me gusta mucho, la televisión, y nada me entretenía. Escribir siempre me ha gustado y he aquí el resultado final: Solo un ratito.

Casi nadie sabía que estaba trabajando en el libro. Solo mi marido conocía el proyecto en el que estaba inmersa. El resto de familiares y amigos se llevaron una gran sorpresa cuando se enteraron. Envié extractos del manuscrito a cinco editoriales distintas. La primera en responder y en explicarme con todo detalle cómo iría el proceso fue una pequeña editorial sevillana: Ediciones Albores. Lo hizo el día de mi cumpleaños, doble sorpresa. Pero aún entonces me callé, no dije nada a nadie y esperé a recibir el primer ejemplar en papel. Soy una persona muy celosa de mi intimidad y los que me conocen lo saben. Luego, de las cuatro editoriales restantes, tres más también me dijeron que me lo publicaban, con lo cual sorprendida no, lo siguiente.

– ¿Qué vamos a encontrar en él?

El tema del libro es la adopción. Es un tema conocido por mí y por mi marido. Pero la historia no es real, es totalmente inventada. Una persona conocida por mí después de leerse el libro me dijo que le había gustado y que era una historia entrañable. Me gustó mucho el adjetivo que utilizó: “entrañable”. Yo también la calificaría así. Lo que sí es verdad es que está hecho con respeto y cariño hacia la temática y hacia los personajes que, aunque inventados, durante un tiempo formaron parte de mi día a día, en mi mente, mientras les daba vida.

– ¿Con qué dificultades se ha encontrado a la hora de escribir el libro?

La mayor dificultad fue el que no me viniera nada a la mente durante el rato que le estaba dedicando a la elaboración de la obra. Sentarte y ver cómo pasa el tiempo sin que te venga nada a la cabeza y levantarte del asiento viendo que la hoja que has preparado está en blanco… Pero lo importante es el resultado, nunca hay que pensar en el camino. A veces las cosas no son sencillas, pero nunca hay que perder de vista el objetivo final.

– El libro fue presentado semanas atrás en la librería Zubieta de Donostia y también aquí, en el CBA. ¿Qué tal acogida ha tenido?

Efectivamente. Y también hubo una firma del libro en la Asociación de Vecinos de Belaskoenea. En los tres actos la acogida fue muy buena. Me sentí arropada por familiares, amigos y personas que se acercaron para conocerme y saber del trabajo que había realizado. La verdad es que estoy muy agradecida por todo ello. Me acuerdo y me emociono.

– ¿Cómo llevan la familia y los amigos eso de tener escritora en casa?

Pues yo los veo entre sorprendidos y emocionados. Me acompañan a todos los actos y me muestran día a día su apoyo. Cuando lo terminé y muchos de ellos supieron de la existencia del libro, en muchas ocasiones, repetían y repiten la misma frase: “no sabía esa faceta de tí”, a lo que yo respondo “yo tampoco”. Y es verdad, yo tampoco creí nunca que fuera capaz de narrar una historia de la nada y que sobretodo, me la publicasen y gustase.

– Seguro que tiene más proyectos en mente. ¿Nos adelanta alguno?

Sí, ahora mismo estoy redactando mi segundo manuscrito. Pero si me lo permites no voy a contar nada más. Prefiero mantener “el suspense”, porque realmente no sé si cuando lo termine y lo presente a editoriales va a tener la misma buena acogida que el primero. Por eso prefiero ser prudente y dejarlo ahí. Y si algún día lo publican, no os preocupéis que sabréis de su existencia.