El festival vino marcado por la pandemia. / Ayuntamiento de Irun

Con los primeros datos recibidos, el área de Impulso de Ciudad del Ayuntamiento de Irun ha hecho un balance de la 11ª edición del festival romano Dies Oiassonis. Tras la suspensión del año pasado, la iniciativa se ha retomado este 2021 con un programa adaptado a la situación actual y sin grandes eventos de gente como el circo romano o el mercado. En cambio, no ha faltado el teatro clásico, reforzado con una obra muy destacada como “La Comedia de la Cestita” procedente del festival de Mérida, y la colaboración habitual con el sector comercial y hostelero.

“Faltó lógicamente toda la ambientación que da el mercado o el circo romano, pero sabíamos que este año no tocaba. La alternativa fue una potente oferta de teatro en la plazoleta del Juncal con las medidas de seguridad establecidas que, junto con otras propuestas como la exposición del Museo Oiasso o los gigantes de Ondare, nos han permitido volver a disfrutar de una iniciativa fija del verano irunés, juntando cultura, historia y entretenimiento”, ha señalado Juncal Eizaguirre, delegada del área de Impulso de Ciudad.

Con un aforo reducido de en torno a 230 personas por espectáculo, entre otras medidas de seguridad e higiene, la plazoleta del Juncal acogió el viernes la sesión “Monólogos: mujeres de Oiasso” a la que asistieron 170 personas; el sábado llegó el turno de “La comedia de la Cestita” con intérpretes conocidas del mundo de la escena como María Esteve o Jimmy Barnatán. A punto estuvo de llenarse el recinto con 175 espectadores/as. Para culminar el capítulo teatral, el domingo medio centenar de personas asistieron a las lecturas dramatizadas de textos clásicos. En total, casi 400 personas disfrutaron del teatro clásico durante estos Dies Oiassonis.

El tiempo acompañó también para que un buen número de personas se acercaran por la entrada de Oiasso para conocer en primicia la pareja de gigantes romanos que han creado en Ondare Kultur Elkartea. Desde el museo romano destacan esta actividad de Ondare, así como la exposición “Emakumeak eta gastronomía: Euskal sukaldaritzaren transmisioa, erromatar garaitik egungo abangoardiara” abierta desde el 7 de julio en Oiasso y por donde pasaron 210 personas. Como complemento, los restaurantes Singular de Iñigo Lavado y Félix Manso Ibarla acogieron sendas cenas temáticas que llenaron todas sus plazas.

Ruta del pintxo y feria del stock

La hostelería y el comercio local también se ha apuntado a este festival romano y hasta el día 14 está en marcha la ruta del pintxo romano en una veintena de bares y restaurantes de la ciudad. Además, medio centenar de comercios muestran sus productos en una feria del stock, de la mano con la asociación Bidashop. En ambos casos, carteles del festival identifican en la entrada a los establecimientos participantes.

Desde el área de Impulso de Ciudad, la delegada Juncal Eizaguirre ha querido agradecer a todos los colaboradores/as en “una edición que ha sido diferente, pero que por lo menos la tenemos de vuelta. Ojalá la situación vaya mejorando y podamos disfrutar del festival que todos recordamos en próximas ediciones”.