El delegado de Desarrollo Sostenible, Borja Olazabal, ha dado a conocer este martes las líneas generales del Plan de Acción para el Clima y la Energía Sostenible (PACES). Se trata del documento que renueva el Plan de Acción de Energía Sostenible de Irun que estaba en funcionamiento hasta ahora y que ha ido trabajándose en la Mesa de Sostenibilidad Energética, foro de trabajo que reúne a grupos municipales y entidades ciudadanas.
Tal como ha confirmado el delegado en rueda de prensa, el siguiente paso es someterlo a aprobación del Pleno de la Corporación y después enviarlo a la Oficina del Pacto de Alcaldías por el Clima y la Energía’, entidad encargada de coordinar el Pacto al que está adherido el Ayuntamiento. Previamente, el PACES de Irun ha sido estudiado por el EVE (Ente Vasco de la Energía) e IHOBE (Sociedad Pública de Gestión Ambiental del Gobierno Vasco), en su rol de coordinadores del Pacto a nivel de la CAPV.
“Es nuestra hoja de ruta para combatir desde Irun el cambio climático durante los próximos años”, ha señalado Borja Olazabal. “Este Plan de Acción renueva el compromiso del Ayuntamiento, avalado por más de 10 años impulsando políticas en esta dirección. Pero este trabajo no lo podemos hacer solos. Es necesario que como sociedad rememos todos a una para que realmente se noten las medidas que estamos proponiendo y que van en la dirección de tener un mundo mejor que respete el medio ambiente y contribuya a paliar los efectos que ya estamos viendo”.
A diferencia del plan anterior, el PACES incluye para el marco temporal 2022-2030 no sólo “acciones de mitigación” para reducir las emisiones de Gases de Efecto Invernadero en el municipio de Irun, hasta un total de 28; sino que además como novedad introduce el concepto de “acciones de adaptación”, un total de 18, que buscan responder a los impactos que el cambio climático está ya provocando como el incremento de las temperaturas, fenómenos adversos como sequías, grandes precipitaciones, etc.
Por partes, las acciones de mitigación tienen como horizonte reducir las emisiones un 55% para 2030 con respecto al dato de 2007, objetivo marcado por las instituciones europeas. Cabe recordar que la meta para 2020 era reducir un 20% y la ciudad ya superó ese techo con el plan anterior (22% en el 2019).
Así, los objetivos del PACES se estructuran en cinco líneas estratégicas: eficiencia energética, energías renovables, movilidad, residuos, potencial de absorción. Estas líneas estratégicas se aplican de forma transversal a los diferentes sectores que conforman el ámbito de actuación del PACES: sector servicios, doméstico, transporte, y residuos. Dentro del sector servicios, adquiere un tratamiento especial el ámbito Ayuntamiento, que incluye equipamientos municipales, alumbrado público y flota propia, por tener mayor capacidad de incidencia, por su potencial para suponer ahorro económico para el municipio y, finalmente, por gozar de un carácter ejemplificador.
En detalles, por ejemplo se contemplan la monitorización de consumos energéticos y telemedida en todos los equipamientos municipales, la realización de auditorías energéticas en equipamientos municipales, iluminación 100% LED en el interior de los edificios municipales, sustitución de sistemas térmicos por otros más eficientes, creación de itinerarios de caminos escolares seguros o la creación de comunidades energéticas en el sector doméstico.
En cuanto a las acciones de adaptación, son 18 las medidas contempladas en el PACES que buscan enfrentar los efectos adversos de sequías, incendios forestales, inundaciones, o el calor extremo. Los objetivos son disminuir la presión sobre el recurso hídrico y minimizar la vulnerabilidad municipal en cuanto al recurso; en el medio natural incrementar la adaptación del medio natural a los potenciales efectos del cambio climático; en cuanto a la cultura medioambiental, fomentar el conocimiento y respeto hacia el medioambiente del territorio y sus retos climáticos; y por último, la protección Climática Social: realizar acciones directas que protejan a la población de las condiciones climáticas que ponen en riesgo su salud y/o seguridad.
En detalles, algunas de las acciones concretas previstas con realizar campaña de ahorro de consumos de agua a los equipamientos públicos; una gestión eficiente del saneamiento y drenaje urbano para minimizar los desbordamientos al medio receptor, las inundaciones y aguas parásitas en la red; potenciar el consumo de productos locales y de km0 ligados al sector primario; o la identificación y evaluación de los efectos del cambio climático sobre los hábitats, la flora y fauna con especial atención sobre los hábitats y especies amenazadas, para su mejor gestión y protección.
Desde 2010
El PACES sustituye al plan de acción anterior, que nació tras la adhesión de Irun al Pacto de los Alcaldes y Alcaldesas el 9 de septiembre de 2010. En el año 2020, Irun reforzó su compromiso hacia un nuevo modelo energético con su adhesión a la nueva iniciativa Pacto de las Alcaldías para el Clima y la Energía. Con este paso se incorporaron a la estrategia energética municipal medidas de adaptación a los efectos derivados del cambio climático. Clave en el diseño de este Irun más sostenible es la Comisión de la Sostenibilidad Energética, de reciente creación, que sienta a grupos políticos, y un importante núcleo de asociaciones y colectivos ciudadanos de muy diverso tipo para ir tratando todos estos asuntos y que ayer compartió el documento.