Dani Berasategi (i) y Jokin Melida. / EH Bildu

EH Bildu insiste en que la ciudad está paralizada porque el gobierno municipal se encuentra en minoría desde la ruptura del pacto de coalición entre socialistas y jeltzales.

“La falta de presupuestos municipales le ha preocupado desde el principio a EH Bildu”, comienzan diciendo desde la coalición. “Esos presupuestos deberían contribuir a desarrollar una ciudad multicolor del siglo XXI y, sin embargo, ahí seguimos, en el Irun sepia del XIX. Seguimos en el vagón de cola de Gipuzkoa, porque más allá de Gaintxurizketa hay vida, hay actividad, el territorio progresa. Porque desde el gobierno de nuestra ciudad habría que estar pensando, por ejemplo, en la falta de trabajo estructural que padecen las y los jóvenes irundarras; en apoyar propuestas ilusionantes e innovadoras sobre otros modelos de economía que proponen sectores de nuestra juventud; en acercar los barrios al ayuntamiento para que tomen parte en las decisiones que les afectan… Irun necesita soluciones reales que nos traigan a los tiempos en que vivimos, no se puede tener la responsabilidad de gobernar nuestra ciudad y querer hacerlo a base de panfletos y buzoneos. No es serio”.

Desde EH Bildu inciden en que “nuestro grupo dejó de participar en las negociaciones presupuestarias no porque no creyera en la necesidad de los mismos, si no porque no quería participar de una dinámica de confusión y reuniones estériles que iban a concluir en lo que todos y todas estamos viendo. Queremos presupuestos, pero no los del gobierno socialista. Queremos presupuestos que incluyan aquellas propuestas de la oposición que obtengan el apoyo de la mayoría del pleno, y como de costumbre, el gobierno socialista se niega a negociar, y no solo porque no quiera, sino porque no sabe. Lo lamentable es el daño que esta parálisis hace a Irun, que se lo pregunten, por ejemplo, a las diferentes asociaciones y clubes que esperaban recibir alguna subvención para celebrar sus aniversarios. La conclusión es clara: este modelo de ciudad gris, apática y triste está agotado. Ni hay ilusión, ni hay imaginación en las propuestas”.